Una historia que contar
“En un lugar de Jaén, de cuyo nombre siempre quiero acordarme, se cuenta una historia que a todos gusta escuchar.”
El aceite de oliva es, sin duda, el producto más místico y saludable del Mediterráneo. Es un árbol que, antes de nuestros abuelos, los suyos ya lo habían visto y que verán los nietos de nuestros nietos.
Conscientes de esta hermosa tradición, sus propietarios, Manuel y Domingo, hace ya más de 30 años decidieron con valentía adquirir sus primeros olivares centenarios. Desde entonces decidieron que su familia y su vida iban a estar vinculadas a esta tierra para siempre, porque la naturaleza que les envolvía era la madre tierra que les protegía. Ya sabían que el camino sería difícil aunque no evitarían sortear cualquier dificultad.
Somos un todo: ecosistema respetado, producción integrada, vida. Ellos entendieron que, solo cuidando lo que la naturaleza les había dado, podrían construir más riqueza realimentando la vida. Hicieron llegar el agua del Guadalquivir, plantaron árboles allí donde se necesitaban, integrados en dehesas de ganadería en plena Sierra de Andújar-Sierra Morena. Construyeron sistemas de irrigación para alimentar la vida de sus campos, dedicaron tiempo y recursos económicos a la mejora continua: su Kaizen particular. Crearon sistemas de cooperación con otros agricultores para medir su trabajo, mejorándolo día a día para tener una visión de largo plazo. Sin primar los rendimientos del cultivo y sí el cuidado de la naturaleza; entendiendo que el hombre es una fuerza más, integrada en el universo, para avanzar juntos.
Lo que das, recibes; y más tarde, recibes lo que das: el Karma. Ellos solo se habían portado bien con cada persona que les había salido al paso, al tiempo que cuidaban y ayudaban a desarrollar toda la vida que encontraban. La naturaleza sabía eso y se lo agradecería. Cultivaron sus venerados olivos y cada relación personal; respetando toda vida en su esencia porque de sus entrañas les nacía. Así recibían y reciben de cada persona y elemento de la naturaleza lo mejor de ellas. Ellos dieron y siguen dando lo mejor de sí, su mejor yo. Y así lo trasladaron a sus hijas, quienes han querido continuar el legado, la tradición y el gusto por las cosas bien hechas. Estudiaron ciencia general y agrícola, el desarrollo aplicado a la mejora de la sociedad, la tecnología y las relaciones personales para ofrecer a sus padres y la naturaleza también lo mejor de ellas. Ellas siguen ofreciendo lo mismo a sus hijos.
La mayor recompensa que puedas tener requiere esfuerzo y sacrificio. Desarrollaron un sistema de cultivo respetuoso con el medio ambiente al tiempo que se propusieron ofrecer un alimento básico, saludable y rico en matices. No comprarían para vender el aceite de otros. Venderían el suyo con orgullo; el que cultivaban con dedicación, amor desinteresado a la familia y a la naturaleza. El verdadero, paciente, el que no espera nada a cambio, puro, pero también con el arrojo y la fuerza necesaria para llevar a cabo grandes proyectos.
Tu familia es lo primero, hazlo por ellos. Pero hazlo para dar ejemplo.
Empezaron por cultivar otras variedades que mejoraran la variedad de cultivo. Llenaron sus campos de más flora y fauna, la respetaron para que creciera junto a los olivos: el mestizaje mejora la raza. Por ello, cuidaron la variedad principal cultivando otras variedades de oliva y otras plantas para que, en estudiado plantel de cooperación, mejorarán el aceite obtenido, fruto de toda la riqueza de la naturaleza. De esta forma llegaron a producir el más excelso, de carácter y saludable Aceite de Oliva Virgen Extra de Calidad Suprema: TERRA ANDUYAR. Oro líquido de la Sierra de Andújar.